‘Mariano Moreno’ y ‘Bernardino Rivadavia’, dos cruceros argentinos que lucharon contra Rusia

www.fuerzasmilitares.org (15ENE2023).- La guerra ruso-japonesa se desarrolló entre febrero de 1904 y septiembre de 1905 y no es muy conocido que buques de la Armada Argentina fuesen comprados por los japoneses y usados contra Rusia en las hostilidades.

En la noche del 8 al 9 de febrero de 1904, Japón inició la guerra contra Rusia, sin previa declaración de guerra, tal y como haría en 1941 contra los EE UU, atacando Pearl Harbour.
Antes de esto, Japón buscó aumentar su flota y una de las maneras de hacerlo fue a través de la compra de dos embarcaciones modernas y de gran poder de fuego. Los acorazados ‘Nishin’ y ‘Kasuga’. Estas dos embarcaciones de la clase Giuseppe Garibaldifueron compradas a Argentina. Como explica la web Alternativnaia allí habían sido bautizados como ‘Mariano Moreno’ y ‘Bernardino Rivadavia’ y antes habían sido encargados por el país sudamericano a los Astilleros Ansaldo, en Génova, donde en principio fueron llamados para su uso por la Marina Real Italiana como ‘San Rocco’ y ‘Mitra’.
Las características de estos buques eran sobresalientes para la época y estaban casi listos en el momento en que se firmó el Tratado de Equivalencia Naval, Paz y Amistad, denominado también como Pactos de Mayo, entre Argentina y Chile en 1902.
Argentina se vio obligada a deshacerse de los cruceros ‘Moreno’ y ‘Rivadavia’, pues por este tratado, los gobiernos de Buenos Aires y Santiago se comprometieron a no adquirir naves de guerra incluyendo a las que ya estaban en proceso de construcción; a disminuir sus escuadras hasta lograr cierta equivalencia entre ambas y a no aumentar sus armamentos navales por el término de cinco años.
En diciembre de 1903, los japoneses enviaron a Kumaichi Horiguchi a entrevistarse con el gobierno argentino.
El encargado de negocios japonés en Río de Janeiro se presentó en la madrugada del 24, en la casa del Dr. Luis María Drago, con la propuesta de su nación. Fue bien acogida, ya que contaba con el apoyo inglés y del Ministro de Marina, Onofre Betbeder, quien había estado en Japón con el buque escuela Sarmiento unos años antes.
La venta de los buques no fue tratada en el Congreso de la Nación pese a haber celebrado sesiones ambas Cámaras de manera extraordinaria en diciembre de ese año. La transacción se realizó el día 27 por una suma de 14.937.000 yenes. Los contratos fueron firmados tres días después en Londres por los Ministros plenipotenciarios
Florencio Domínguez, argentino, y el conde Hadasu Hayashi, japonés.
Antes de que terminara el año los buques argentinos pasaban a formar parte de la flota japonesa con los nombres de ‘Nishin’ (ex Bernardino Rivadavia) y ‘Kasuga’ (ex Mariano Moreno).
La entrega de los buques al Japón se realizó en Génova el día 7 de febrero de 1904.
Estuvieron presentes en la ceremonia los representantes de la casa Ansaldo, la delegación de Japón encabezada por el contraalmirante Matzuo y la delegación argentina liderada por el capitán de navío Manuel Domecq García, en ese momento, jefe de la misión naval argentina en Italia. Este último en dicho acto “terminó haciendo votos para que el aumento de la fuerza naval del Japón sea un medio de conservar la paz”. Irónicamente la guerra se desencadenó la noche siguiente.

El país eslavo tuvo la intención de adquirir acorazados (en total se deseaba acrecentar la flota con siete unidades que podían ser compradas tanto a Argentina como a Chile). Rusia sabía de las intenciones niponas de adquirir embarcaciones y ordenó al conde Mauricio Prozor, secretario de la legación rusa en Argentina, vigilar los movimientos nipones en el cono sur. Sin embargo, la compra de los barcos por cuenta de Rusia fue cancelada por el Emperador en mayo de 1905.

Así puede leerse en la publicación La participación argentina en la guerra ruso-japonesa, de Sofia Ehrenhaus (Universidad Católica Argentina) y además, al parecer el tema de la venta de cruceros tuvo la trascendencia suficiente para ser tratada por el mismísimo Zar y que éste la tuviera en mente en una reunión protocolar.

Señala Sofia Ehrenhaus, que Eduardo García-Mansilla, Encargado de Negocios de Argentina a Rusia era bastante considerado por el monarca ruso, a pesar de la baja posición del argentino dentro del escalafón oficial y en una reunión diplomática ofrecida en el Palacio de Invierno, el Emperador lo increpó: “Señor encargado de negocios: hállome penosamente sorprendido al escuchar que la Argentina, que mantiene hasta ahora las mejores relaciones diplomáticas con Rusia, acaba de ceder dos naves de guerra a nuestros enemigos los nipones”, a lo que García Mansilla contestó “Vuestra Majestad Imperial se ha olvidado, sin duda, de que dichas naves de guerra, a raíz de un pacto de equivalencia naval, lealmente celebrado con nuestros vecinos los chilenos, fueron puestas ostensiblemente en venta. Han sido asimismo ofrecidas a Rusia por intermediarios; pero tengo entendido que, personalmente Vuestra Majestad, con un lápiz rojo tachó la oferta, ‘rechazándola’”
El zar luego de un instante de reflexión, concordó con lo dicho por el encargado de negocios y le estrechó la mano. Pocos días después el argentino habría recibido de parte del soberano la encomienda de San Andrés, según su hermano “a modo de reparación por su infundada queja”.

(rbth.com)