www.fuerzasmilitares.org (12SEP2022).- Este avión casi olvidado fue ideado para volar sin cola y con cuchillas en las alas.
A finales de los años 30, la prensa especializada en aviación de todo el mundo mostró un gran interés por la idea de desarrollar cazas especiales capaces de destruir aviones enemigos con un ataque de embestida. Estas máquinas también atrajeron la atención del diseñador Pavel Grojovski, que creo un aparato que no tenía análogos. La idea se basaba avión sin cola. El borde de ataque del ala del avión debe tener la llamada “cuchilla”, es decir, una fina tira de metal, concretamente de acero de alta resistencia. En la zona del morro del avión se iba a instalar un cañón de aire. Los soportes de la pluma y del ala estaban conectados por un fino cable de acero. Grojovski supuso que durante el combate un avión de este tipo podría cortar las aletas de cola de un aparato enemigo El extremo afilado del cañón de aire estaba diseñado para desgarrar la superficie de globos y los dirigibles. Sobre la base de este desarrollo, Grojovski pretendía crear el primer avión sin cola de la Oficina de Diseño y Producción Especial.
Grojovski invitó a tres experimentados diseñadores de aviones: V. Boljovitinov, S. Kozlov y A. Kaminov a participar en el proyecto. En esta propuesta, los especialistas se sintieron atraídos tanto por las ventajosas condiciones de dicha cooperación como por el aspecto creativo del trabajo; al fin y al cabo, debían crear un avión de combate con un complejo esquema aerodinámico, que se denominó G-39. Muy pronto la imagen del nuevo G-39 ya se estaba dibujando en papel de estraza.
El “Cucaracha” fue diseñado y construido en condiciones bastante difíciles. Los diseñadores la diseñaron en su tiempo libre, lejos de su trabajo principal, que era sobre todo por la noche. Este avión no estaba programado y tampoco se asignó dinero para él. La construcción de la máquina se llevó a cabo en los talleres de TsAGI. No se pudo encontrar un nuevo motor para la aeronave, por lo que fue necesario reacondicionar un M-11 ya retirado del servicio, que tenía poca potencia. Para la construcción del avión se utilizaron materiales que se habían guardado en otras obras.
Los talleres donde se ensamblaba el G-39 eran visitados a menudo por V. Chkalov. Estaba a punto de probar la aeronave y, por lo tanto, pensó que era necesario prestarle atención mientras se construía. Los consejos del experimentado piloto ayudaron a montar la cabina, equipada con todos los instrumentos y controles necesarios para el avión.
Hacia el final de la primavera de 1935, el G-39 fue llevado al aeródromo para ser probada. Chkalov, entrando en la cabina, comentó: "Vaya, parece una cucaracha. Bueno, lo intentar". Pero no consiguió despegar con esta máquina. El G-39 rebotó en la pista del aeródromo varias veces cogió velocidad pero no despegó. Chkalov era obstinado y siguió intentando volando hasta que se le acabó el combustible. Toda su experiencia, habilidades, destrezas y grandes deseos de hacer despegar el avión no sirvieron de nada. “¡Realmente es una cucaracha! Y las cucarachas no pueden volar. Hay algo que se han perdido, señores. O se les pasó” fue lo que dijo el piloto en ese momento, según explica Topwar.ru.
Este fracaso fue un verdadero trauma para el jefe de la oficina y el diseñador jefe Grojovski se lo tomó muy mal. Para él era muy importante que el avión pudiera al menos hacer una aproximación. En tal caso, el G-39 podría haber sido incluido en el plan de trabajo de la oficina de diseño y producción y rediseñado en los buenos y bien equipados talleres de la 47ª fábrica de aviones de Leningrado.
Según Airwar.ru, prácticamente toda la información sobre este avión desapareció. No hay más información sobre la nueva "Cucaracha" en ninguna fuente impresa.
(rbth.com)