www.fuerzasmilitares.org (15JUN2024).- La sueca Saab, que fabrica el Gripen brasileño en colaboración con Embraer cerca de San Pablo, prevé el vuelo de bautismo en 2025 mientras busca contratos para renovar la flota de Colombia y otros países latinoamericanos.
El montaje de un caza de combate supersónico es una curiosa combinación de tecnología punta con el mimo y la meticulosidad del artesano de toda la vida. La tarea requiere altas dosis de paciencia y mil comprobaciones antes y después de apretar cada tornillo con delicadeza.
El primer avión de combate made in Brasil, un F-39 Gripen fabricado por la sueca Saab en colaboración con la empresa aeronáutica brasileña Embraer, ya tiene aspecto de aeronave. Aunque todavía le quedan unos meses en este hangar de la ciudad de Gavião Peixoto, a 300 kilómetros de São Paulo hacia el interior. Teléfonos móviles, computadoras y relojes inteligentes están vetados en la nave. Es secreto militar.
La industria de defensa autóctona alcanzó un hito el miércoles pasado, comenzaba la fase final del montaje del avión de combate brasileño, lo que en el sector aeronáutico llaman “darle vida” a lo que ahora es el fuselaje, pintado de amarillo claro e incrustado en un andamio que abraza el cuerpo y las alas.
Empieza ahora el proceso de colocarle el sistema nervioso, los 35 kilómetros de cables, los 300 kilómetros de tubos, el cerebro electrónico, el motor… Luego vendrán el tren de aterrizaje, la pintura de camuflaje, los test finales, Y, finalmente, cargar los misiles bajo las alas y la barriga. Entonces estará listo para patrullar la Amazonia —el mayor bosque tropical del mundo— o donde las Fuerzas Aéreas Brasileñas decidan desplegarlo.
El vuelo de bautismo está previsto para 2025, según explicó ese miércoles el sueco Häns Sjöblom, gerente general de la planta de Gavião Peixoto, a un grupo de periodistas invitados por Saab a visitar la “primera línea de producción del F-39 fuera de Suecia”.
Cuando en 2013 Brasil cerró su contrato con Saab para comprar 36 aviones de combate puso como condición que hubiera una transferencia de tecnología y que 15 de los Gripen fueran fabricados en suelo patrio.
Eso significa que 350 profesionales de Embraer han recibido formación y hecho prácticas en Linköping (Suecia) y han regresado a casa para fabricar, bajo la supervisión sueca, el F-39. “Sabemos hacerlo, somos eficientes y hacemos un buen producto a un costo competitivo”, recalcó Walter Pinto, vicepresidente de programas de defensa de Embraer.
Uno de los desafíos es adaptar la aeronave al clima tropical. Asegurarse de que opere al 100% cuando la temperatura y la humedad son altísimas. Ningún piloto, y menos el de un caza en pleno combate, quiere que el cristal de la cabina se le empañe en pleno vuelo.
Recientemente, el F-39 de pruebas hizo ensayos reales durante 20 días sobre los cielos de Belém, en la Amazonia. Es un caza original con hasta 800 sensores extra que realizan infinidad de mediciones cuyos resultados se transfieren encriptados a un centro de control por canales secretos.
“Se trata de que el avión vuele al límite”, explica Martin Leijonhufvud, jefe del centro de ensayos del Gripen de Saab Brasil. Consiste en someterlo a condiciones extremas (35 grados de temperatura ambiente, 85% de humedad), ver cómo responde e ir calibrando piezas o aplicando mejoras.
Al otro lado del Atlántico, la empresa de defensa sueca produce a todo vapor para satisfacer las demandas derivadas de la guerra de Ucrania. Es de esperar que la reciente incorporación a la OTAN de Suecia, con Finlandia, impulse aún más el negocio. Las acciones de Saab y otras empresas del ramo están disparadas.
Mientras tanto, América Latina puede seguir presumiendo de no tener conflictos armados entre países, una guerra abierta en Europa y otra en Oriente Próximo, sumado a la tensión entre las dos superpotencias en torno a Taiwan, auguran más bonanza para la industria mundial de la defensa.
(lanacion.com.ar)